Estaba yo, un día como cualquier otro, acostada en mi cama. Es lo último que recuerdo. De repente tengo un bache, no entiendo bien qué pasó pero aparecí debajo del agua. No me acuerdo mucho de esa fecha, ni los días sucesivos ni los pasados. Fue una época que se tornó borrosa en mi memoria, quién sabe por qué. Estaba confundida, creo que es lo normal cuando uno aparece en un lugar desconocido sin entender cómo llegó allí, y más si ese lugar se remonta en las profundidades del océano. Después de nadar un rato vi mi casa, entré y encontré a mi familia. Ellos no estaban sorprendidos, ni confundidos, ni compartían ningún sentimiento conmigo. Para mí era ajeno, para ellos común. Teníamos una mascota, era como un pulpo pero verde, muy cariñoso, aunque a mi me daba un poco de desconfianza ya que nunca había visto algo así. Me seguía por todos lados, me hacía compañía. En todo ese tiempo que pasé, jamás me había sentido ahogada, era como si fuera parte del mundo marino. Hasta que comenzó...