Lo último que recuerdo antes del terrible suceso es estar plácidamente dormida en mi cama, con el pijama puesto como hago diariamente luego de bañarme. Todo se remonta a un día del que no puedo especificar prácticamente nada, desconozco la fecha, todo se me torna borroso pero puedo acordarme del frío y el terror que inundaba mi cuerpo. Aparecí bajo el agua, con un sentimiento de desesperación indescriptible. Estaba en la puerta de mi casa, pero la misma se encontraba sumergida y custodiada por un monstruo que era similar a un pulpo pero verde, y a este se le notaba la furia en los ojos. Mi familia estaba prisionera dentro de mi casa y yo estaba afuera, viendo cómo trataban de escapar y el monstruo no se los permitía, cómo los arrojaba sin piedad alguna contra las paredes con sus múltiples brazos. Todavía puedo recordar mi angustia y mi miedo, intenté rescatarlos pero la bestia sin duda no me lo iba a hacer sencillo. Comencé a ahogarme y tuve que salir a la superficie para tomar una bocanada de aire. Y ahí fue cuando aparecí en mi cama, escupiendo agua sin entender lo que sucedía, con mi madre con una bandeja repleta de cosas para desayunar y con un buenos días saliendo de su boca acompañando por una sonrisa, algo poco habitual de ella. Tengo una sensación rara en el pecho, creo que esta no es mi habitación, es decir es idéntica pero no la siento mía, la siento ajena. La actitud extremadamente cariñosa y detallista de mi madre me parece totalmente extraña. Estoy confundida sobre lo que ocurrió bajo el agua, ¿habrá sido ese un sueño?, pero más confundida estoy con el hecho de haber escupido agua y que mi madre haya decidido ignorarlo. ¿Será esta mi casa? ¿será esta mi madre? ¿estaré despierta?
Misterio doble en Pehuajó El pueblo estaba alerta ante la desaparición de Anahí, una mujer de apenas 35 años, de contextura física pequeña, morocha y muy pero muy alegre. Pehuajó es un pueblo tranquilo en el que lo peor que puede pasar es el robo de una bicicleta o el atropello de un perro. Quizás eso tenga que ver con que son apenas veinte mil habitantes, y todos son conocidos. Lorenzo, el esposo de Anahí que tanto la ama, acude desesperado a la policía luego de haberla llamado durante horas y no obtener respuesta. El Checho, uno de los tres policías que tiene el pueblo, toma el caso. El Checho es dueño únicamente de un cuchillo afilado ya que armas de fuego nunca se necesitaron (si vamos al caso, tampoco se necesitan cuchillos para buscar ladrones de bicicletas, que suelen ser niños aburridos). Durante la investigación, el esposo comenta a la policía que se fue a trabajar muy temprano, a eso de las 8 de la mañana y que previo a eso habia sacado a pasear a Toby, el perro...
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